domingo, 27 de octubre de 2013

Gladiadores y Egipcios en Almería

Tras una jornada de duro trabajo en el desierto, acarreando piedras ciclópeas bajo el látigo de los soldados del Faraón (en la preproducción del largometraje "The Book of Exodus"), los esclavos regresan exhaustos a sus pobres moradas. Y, vista la cartelera entera (gracias al coste de 4 €, de lunes a jueves), llega el momento de pasar la velada bebiendo y jugando.
Partida de iniciación de cuatro jugadores y dos pruebas. Tras una breve descripción de las reglas y los equipos, Alejandro escoge a los Arqueros (Morados), Fernando a los Acorazados (Blancos), y Florian a los Escudos Grandes (Rojos). Un servidor rompe su fidelidad con los Parmularii y escoge a los Egipcios (Jade), que resultan especialmente apropiados.
1ª Prueba, "A las Fieras": Los criminales condenados a morir devorados por las fieras son conducidos hasta el centro del anfiteatro, con el cuerpo cubierto de sangre fresca, y se abren las rejas de los lobos...
Participan 2 Esclavos y 2 Fieras de cada jugador, y ganará el que gane un número mayor de piezas. Gracias al miedo que infunde el látigo (y a un cercano Esclavo Blanco derribado), los Esclavos Egipcios son los únicos ignorados por las bestias. Las Crías de Cocodrilo dan buena cuenta de un Esclavo Rojo, la primera víctima de la Prueba. 
Pese a que los Esclavos Blancos están siendo acosados por  cuatro fieras, la segunda muerte será de una Hiena Roja (los Jabalíes cambian rápidamente de parecer), y la tercera, el último de los Esclavos de Florian, que empieza a lamentar su suerte (sus dados verdes no tienen Escudos) y a increpar a sus Scutarii. Los Esclavos Blancos y Jade se alejan de los dos Jabalíes para que se maten entre sí (tienen Furia Ciega), mientras los Babuinos abaten al primero de los Esclavos Morados. En el 4º turno, Florian pierde a su última Hiena Roja, así encarga su comida a un vendedor ambulante (en lugar de lenguas de alondra, morros de nutria o pezones de loba, un clásico "Sandwich Tryp") para cenar mientras termina el espectáculo ("¡Compren mientras están calentitos!"). El resultado, tras unos cuantos turnos más, es el siguiente:
Egipcios: 5 Esclavos, 0 Fieras.
Arqueros: 1 Esclavo, 3 Fieras.
Acorazados: 2 Esclavos, 1 Fiera.
Escudos Grandes: 0 Esclavos, 0 Fieras.
Victoria para los soldados de Ramses, que se llevan una Palma, y segundo puesto y 3.000 sestercios (por matar al mayor número de Fieras) para los Arqueros de Alejandro. Pero, ¡sorpresa! Florian, que no ha ganado ni un sestercio en la prueba, descubre las apuestas y se revela como único acertante de una apuesta de 1.000 ss... ¡Con lo que se embolsa 4.000 sestercios!
2ª Prueba, "Cacería": Mientras se inunda el radio exterior del anfiteatro, los Gladiadores preparan sus armas y los venatores conducen a grandes fieras al centro de la arena.
¡Entran los Gladiadores! Por los Arqueros morados, el temido Sagitarius (que, si le preguntas a Arte o a  Ambientación, carga sus flechas en un carcaj o en una aljaba, respectivamente). Por los Acorazados blancos, el famoso Crupellario, alias "el tanque", siempre indestructible. Por los Escudos Grandes el representativo Mirmillón, con gladius y scutum, que espera tener mejor suerte que sus compañeros de la primera prueba. Finalmente, por mi puerta, el Guerrero Egipcio, armado con kopesh y escudo de piel, entra orgulloso a la arena (y su hermano mayor, que nos ha acompañado estas semanas en la oficina, entra en la foto). En el centro de la arena, se suelta a las fieras.
Para empezar, el Búfalo trata de Empujar a mi Guerrero Egipcio, en una maniobra controvertida que, sujeta hace tiempo a revisión, se declaró ilegal en el primer turno (no hay discusión, ya que no obtiene el "Ataque de Fiera" en el dado). Y es que, con un Foso con Agua detrás, no hay defensa posible contra semejante cornada. Las otras dos fieras grandes se meriendan a una de las Crías de Cocodrilo (le dura un bocado al León), y la otra cae a un Foso sorpresa con el Crupellario, que se levanta y la abre en canal con facilidad. El Guerrero Egipcio se zafa del Búfalo y huye hacia el centro de la arena, para ser atacado por el Mirmillón, el León y el Oso del Atlas a un tiempo, en venganza por la primera prueba; entonces empiezan a cantar los dados, obteniendo varias veces más éxitos que dados lanzados, en el ataque y en la defensa (ojo, los novatos estaban avisados). Las fieras son las que sufren más daño, en especial el Oso del Atlas, que es asaeteado por su compañero Sagitarius (mediante un "Torbellino Mortal", tres ataques si no se mueve); golpe que es celebrado por todos.
En el siguiente turno, mientras Legolas endereza su arco, el Búfalo carga de nuevo y... ¡Al agua! El Sagitarius (que se quedó al borde por el "Torbellino Mortal"), es tocado y hundido; aunque supera la tirada de missus, se despide de la contienda, al tiempo en que su propio lanista rompe a reír a carcajadas.
En los últimos turnos, mueren sin gloria todas las fieras grandes y el Mirmillón. Las trompetas anuncian el final del combate dejando con vida (para morir otro día), al Crupellario y el Guerrero Egipcio. Los lanistas cuentan sus sestercios, Fernando gana la apuesta, y la partida termina así:
Egipcios (Jade): 13.500 ss
Acorazados (Blancos): 13.000 ss
Escudos Grandes (Rojos): 5.000 ss
Arqueros (Morados): 800 ss
¡Ramses victorioso! Los jugadores novatos son unánimes en lo divertida y sencilla que ha resultado la partida, aunque protestan por la aletoriedad de los dados (lo de que obedezcan al creador del juego no le hace nunca gracia a nadie), y reclaman una revancha... "Para que mis flechas alcancen a, por lo menos, un enemigo" según el Sagitarius.
¡Buenas noches Ramses!

domingo, 13 de octubre de 2013

La Batalla de las Naves

Siguiendo con las recreaciones clásicas en la arena, se disputó en verano una escaramuza entre dos ejércitos. Las tropas de teucros atacan el campamento de los aqueos, con la intención de prender fuego a sus naves, en nuestro loft con vistas de Madrid (justo el día antes de pintarlo color arena).
Defendiendo las naves junto a la costa, despliegan dos ejércitos de Héroes Griegos, con Diomedes y Aquiles como navarcas: Luis y yo, jugando como aliados para variar, defenderemos la línea. Al otro lado de la arena, Juan Carlos coloca un tercer ejército de Héroes Griegos, con Heracles (pequeña licencia homérica), y Guillermo uno de Cartagineses, con Aníbal (GRAN licencia histórica).
El objetivo del ejército atacante es llevar al Bárbaro con Antorcha con vida hasta la costa (se considera "Pantano"), y empezar allí su turno en pie, con lo que se reparten el primer y segundo premio. Los defensores deben abatir al Bárbaro con Antorcha (segundo premio), para que gane el primer premio el bando que sobreviva a la batalla.
Las Fieras defensoras, dos Centauros en este caso, no pueden atacar (ni disparar flechas) al Bárbaro; en su lugar, se lanzan con gran rapidez hacia los primeros enemigos en adelantarse.
En el centro de la arena se produce el encontronazo entre ejércitos. Diomedes, glorioso por su lanza, acude en auxilio de su Centauro, que está siendo pisoteado por la Cría de Elefante, y obtiene una desastrosa tirada de tres Pifias en su ataque, desencadenando un aluvión de carcajadas en ambos bandos. Aquiles, huye con pies ligeros de Heracles, después de tratar en vano de matar a un derribado Aníbal.
Los soldados van cayendo, pero el muro se mantiene. En un momento de euforia de Heracles, que está machacando con su clava el tobillo de Aquiles, éste da un gran salto por encima de sus cabezas y hunde la lanza de Peleo en sus ijares. ¡Segundo Premio para mis Héroes Griegos! En los últimos turnos, Diomedes acaba con la Cría de Elefante y, enfebrecido, también con Aníbal...
Al ocaso, se despoja a los vencidos y se entregan los premios (Luis y yo nos repartimos también el Primer Premio), en un reparto equitativo al gusto de Aquiles. Hay una pequeña disputa por la armadura y armas de Heracles (forjadas por Hefesto, valen todo un reino) pero, sin Áyax ni Odiseo presentes, no llega la sangre al mar...

Pronto estará lista la versión de juego de "Héroes Griegos", con decenas de objetos divinos; Aquiles podrá entonces equiparse, pagando 1.300 ss, con la lanza de su padre Peleo: 
"LANZA PESADA DE AQUILES: Grande, formidable y pesada lanza de fresno que sólo el Pélida podía manejar, cortada del mejor fresno de la cumbre del Pelión, y entregada por Quirón a Peleo como regalo de boda con Tetis. Con ella Peleo había matado al centauro Demoleonte. Aquiles hirió con ella a Télefo en un muslo durante su viaje hacia Troya, en Misia. La herida no sanó, y ocho años después Ulises aclaró a Télefo el oráculo según el cual “lo que lo había herido lo curaría”, que no se refería a Aquiles sino a la lanza. Con un poco de herrumbre de la misma, el médico Macaón sanó su herida. Con esta lanza desarmará Aquiles a Eneas y matará a Héctor, siendo la única de sus armas que no prestará a Patroclo. La misma Atenea se la traerá de nuevo a las manos tras fallar el primer golpe contra el hijo de Príamo, y con ella atravesará su cuello."

Iugula!