Cuarto encuentro de la liga, disputado en la sede no oficial de la asociación Reika. Se disputan dos partidas: una carrera de bigas en el Circo, y la otra (a elección de Gloria) una Venatio con sacrificio de esclavos y caza mayor.
En la Venatio, se estrenan los Esclavos con Cestos (mercenarios color Terracota), al alcance de cualquier equipo y previo pago de unos pocos miles de sestercios. Sustituyen a mis tristes Esclavos Rojos, y cumplen bien su labor.
La suerte se pone en contra de los Arqueros (Morados) de Juan Carlos y de los Acróbatas (Naranjas) de Leticia: los Cazadores (Amarillos) de Gloria, y mis Escudos Grandes (Rojos), se reparten las palmas.
En la primera carrera del Circo, los cuatro aurigas prueban la velocidad y la resistencia de sus carros, realizando peligrosas embestidas. Alguno de los corredores es arrastrado por la arena con fatales consecuencias.
En el último momento, los Caballeros (Dorados) de Álvaro ganan al Sin Escudo (Azul) de Dani por una cabeza, y obtienen las dos palmas de la victoria. Con razón, son el equipo con los jinetes y aurigas más experimentados, gracias al Eques y al Esedario.
En la segunda cacería, parejas de esclavos son lanzadas a fosos con grandes fieras, mientras los gladiadores persiguen un Jabato por los bosques artificiales.
Es la hora en la que los Cazadores de Gloria pueden lucirse. Y aunque su Venator cae rápido, el temible Oso de los Amarillos causa estragos: devora uno tras otro a los esclavos, gladiadores y fieras que se encuentra en su camino. Y el pobre entrenador de los Morados maldice a los dioses que desvían sus flechas, lanzan rayos sobre su Pantera, y acaban con su esforzado Sagitarius justo en el último turno.
Pero, finalmente, la suerte no abandona a mis Escudos Grandes: un magullado Secutor y un sorprendido León son los últimos supervivientes. El León no puede creerse que, en el momento de ser masacrado por el Oso, una oportuna trampa de Cepo para Osos y un débil mordisco hayan conseguido vencerlo. La gloria para los Rojos, con la friolera de 26.100 sestercios recaudados; y yo, que hacía años que no ganaba una partida en serio, exultante (aunque no pueda clasificarme para la final, por motivos obvios).
En la segunda carrera, varias fieras escapan de sus jaulas y atacan a los corredores, para gran satisfacción del público. La prueba es muy reñida, y los carros cambian varias veces de manos, a pesar de que los aurigas llevan las riendas atadas a la cintura y cuelgan inertes tras ellos. El Tigre de José, de los Escudos Pequeños (Verdes), campa a sus anchas, saltando una y otra vez sobre los aterrados corredores.
En el último turno, los Azules dan la vuelta a su carro a la desesperada y embisten al carro egipcio, muriendo en el intento de impedir su victoria. Los Egipcios (Jade) de Javier ganan la prueba, y los Caballeros (Dorados) de Álvaro la partida.
Así termina la jornada:
El Trípode de Oro de honor, para el desafortunado Contrarretiarius (algo nunca visto). Mientras se acercaba al pozo para defender a sus esclavos del Oso, un Cepo para Osos le causó ¡6 Heridas! (sólo con 4 dados).
Y aunque pudo sobrevivir a ese daño, la terrible bestia salió trepando del foso y le causó otras ¡8 Heridas! con un mordisco brutal... Encima, después se fue corriendo a devorar al Uro de los Naranjas. Pobres Acróbatas.